
En 1931 un grupo de gente entusiasta e idealista fundó el actual Club Comunicaciones, por entonces denominado “Club Atlético del Personal del Ministerio de Comunicaciones”.
Uno imagina que difícilmente ese grupo de gente pudo haber pensado que con el correr de las primeras décadas ese Club, inicialmente de carácter casi cerrado para empleados, iba a llegar a ser uno de los clubes sociales y deportivos más importantes de la Ciudad, a punto tal de aún hoy tener una increíble y fuerte presencia en el recuerdo de prácticamente todo habitante adulto de la Ciudad y sus alrededores, mayormente por las inolvidables épocas de sus masivos bailes de carnaval entre las décadas de 1960 y 1970.
Pero mucho más importante que los bailes, el gran logro de nuestro querido Club Comunicaciones fue haber promovido una fuerte integración y educación de varias generaciones que encontraron en sus instalaciones, sus actividades y su gente un lugar de contención y transmisión de valores nobles y genuinos.
Este tipo de “gestas”, que se dan en instituciones, países, comunidades nos suelen llegar por lo que leemos en libros de historia o bien por lo que nos cuentan nuestros abuelos y padres.
Pero el caso de Comunicaciones es casi único, y se ha transformado en un destacado referente, porque le ha tocado atravesar momentos durísimos, donde estuvo a horas de desaparecer, y con una movida increíble y conmovedora de sus socios, hinchas, vecinos y empleados no solo superó la adversidad y el destino de naufragio que muchos daban (y deseaban) por seguro, sino que en un contexto extremadamente complicado de nuestro País desde lo económico, lo social y en un medio político con importantes sectores que regaban el desprecio hacia lo público y colectivo, Comunicaciones resurgió de las cenizas y empezó a reconstruir su historia y su grandeza.
Dentro de 30, 50, 100 años esta etapa “heroica” y conmovedora de la historia de nuestro Club será contada en reseñas, y abuelos y padres se la contaran a futuros descendientes, como los nuestros lo hicieron con nosotros.
Pero de esta gesta nosotros fuimos testigos y partícipes. Nosotros escribimos la historia. Nosotros fuimos los “héroes”.
Por eso cada cumpleaños de nuestro Club a partir de su “renacimiento” no es un cumpleaños más.
Es una fecha que nos tiene que llenar de enorme ALEGRIA y legítimo ORGULLO
Y por sobre todas las cosas nos tiene que recordar toda la comunidad fue capaz de dejar de lado cuestiones cotidianas menores para juntarse detrás del valor que nos une profundamente a todos sin diferencias, el AMOR y el ORGULLO de sentirse parte de la historia del club más grande de Capital.
Sigamos adelante con esa enseñanza siempre presente porque la ideas de matar este tipo de instituciones siempre están al acecho.
Salud COMUNICACIONES.
Estamos orgullosos de tu historia antigua y de la nueva donde nos tocó protagonizar y demostrar que las causas buenas y nobles también pueden ganar.